Paseo hasta el monumento a Don Mariano Arregui Canela

Qué tendrá la jota, que tanto emociona. Es el himno del aragonés, que se canta desde el alma. Es la música con la que muchos hemos crecido y que nos acompaña allá adonde vayamos. No hay fiesta familiar o celebración en Zaragoza que no acabe con cuatro jotas. Me resulta difícil evitar que los vellos se ericen cuando escucho una jotica aragonesa, sobre todo cuando me encuentro lejos de mi Zaragoza querida.

La jota se mantiene de moda gracias a iniciativas de medios de comunicación y de agentes sociales. Ha llegado el momento de hacer mi pequeña aportación desde este humilde blog que pasea Zaragoza para quienes no lo pueden hacer.

Hoy, te llevo hasta el monumento al gran Mariano Arregui Canela, ( Ricla 1937, Tarragona 2010) que se encuentra en la Avenida de Broto de Zaragoza, entre las avenidas de María Zambrano y de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Cuando contaba la edad de 7 años, nuestro protagonista ganó su primer certamen de jota en La Almunia de Doña Godina, lo que le impulsó a venir a vivir a Zaragoza, en donde recibió clases de la mismísima Pascuala Perié.

Al revisar las fotografías para ilustrar esta entrada, elegí la siguiente imagen ya que se ve cómo su busto, de modo imaginario, permanece para siempre, mirando al Pilar a cuya Virgen dedicó algunas de sus mejores intervenciones. Desde la distancia, suena su voz cantando una jota…

Una vez en Zaragoza, Mariano Arregui fue recopilando premio tras premio en diferentes certámenes, como los de Radio Zaragoza o el premio «Pilar Gascón.»

Su primer campeonato de Aragón de jota, lo obtuvo en el año 1969 en un abarrotado Teatro Principal. El mejor año, en cuanto a galardones, fue en 1975, ya que se hizo con el campeonato de España de jota, celebrado en Épila, y el segundo título de Campeón de Aragón. En años sucesivos, llegarían más campeonatos de Aragón.

En 1977, la Diputación Provincial de Zaragoza, le concedió el prestigioso premio Santa Isabel.

Mariano Arregui Canela falleció el 18 de agosto de 2010 en Salou, Tarragona, tras sufrir un derrame cerebral, mientras disfrutaba de unas vacaciones en familia.

Te contaré algo: Una vez terminé de tomar mis notas y de realizar las fotografías para este artículo, puse en mi móvil un audio que había guardado para escucharlo a su lado, una jota cantada por Don Mariano Arregui titulada «A la hora de mi muerte». Te lo escribo, con la misma emoción con la que recuerdo ese momento junto a su busto, hacia el que desde aquél día, me resulta inevitable mirar cuando paso con mi vehículo para lanzarle un guiño cariñoso.

Para finalizar, te muestro el vídeo que grabé. Recuerdo que hacía mucho frío, aunque la emoción por hacértelo llegar, calentó mis manos para trabajar con el zoom y conseguir tomas, que para mí al menos, resultan emotivas.