Zaragoza en agosto, como durante el resto del año, ofrece unos atardeceres y anocheceres muy hermosos, que según dicen quienes nos visitan, hacen que te enamores para siempre de la ciudad.
El atardecer es el comienzo de la despedida del día, una bienvenida a la noche que en el caso de Zaragoza, llega junto a unas luces especiales que hacen que el tiempo transcurra más despacio mientras la oscuridad termina con ellas.
Como te he dicho en anteriores ocasiones, me considero un gran mirador de cielos, la verdad es que paso todo el tiempo que puedo con la mirada perdida en el cielo, en las nubes, en las luces de cada estación que despuntan el día o dan paso a la noche. Desde hace unas semanas, por razones que ya imaginarás, lo hago con más dedicación, porque entre tanta belleza, siento su compañía que me anima a mantener la vista levantada y el ánimo sereno para ser capaz de contártelo.
Desde Zaragoza y con destino al cielo, una colección de las últimas capturas que he podido realizar con mi cámara.
Hay atardeceres hermosos y luego, están los de Zaragoza. Fotografía tomada desde puente de Santiago.
Pocas miradas llenan tanto la vista como esta. La casa de María y nuestro gran río Ebro en una alianza única.
El cielo es el mayor tapiz jamás creado.
Dios dibuja en el cielo para nosotros, todo lo que queramos ver.
En mi caso estos días, te veo a ti.
Los hijos somos el reflejo de nuestros padres.
Vemos el reflejo sereno, con color, felicidad, belleza a la vista que hace que nuestra mirada no quiera dejar de ver todo lo bonito que hay en la vida, ¡en Zaragoza!
No puedo dejar de mirarte.
El calor sofocante que estos días vivimos en Zaragoza se convierte en el cielo en el color que mejor lo representa, el color del fuego envuelve las siluetas más representativas de la ciudad que sufre los rigores del verano para hacer más resistentes a sus gentes.
En algunas ocasiones, cuando el clima cambia, aparecen las tormentas que se ven llegar por el horizonte para descargar en forma de agua bendita sobre las secas tierras de cultivo y para recordar al río que la espera insaciable, qué es y hacia dónde va. Gotas de agua, ciclo que da vida y esperanza a quienes la esperan.
Para mi, en este momento de la vida, cada anochecer supone una oportunidad para soñar contigo y revivir juntos nuestros paseos por Zaragoza y la contemplación de sus días y noches, de su vida y momentos, de sus fiestas y tradiciones o como hoy, de sus cielos.
Y para despedirnos por hoy, uno de esos vídeos que suelo introducir en cada entrada, en el que vas a sentirte en el Puente de Piedra mirando al Ebro y a El Pilar.
Zaragoza origen y destino y tú siempre en mi interior.
Nuestra ciudad es única e irrepetible👏👏👏❤
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Impresionante,tus ojos y tu corazon cada dia nos dan mas belleza
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Qué bonito sueñas… no dejes de soñar… y de contárnoslo…
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Gracias Pilar
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«La belleza salvará el mundo», decía Dostoyevski. Tus miradas nos la brindan a diario, y son parte del Amor de nuestro Creador, Dios y Señor de cielos y tierra. Gracias por compartirlas. Nos ayudan a ser mejores personas. Unidos en tu visión, recordamos con cariño a tu padre. Feliz domingo!!!
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Bonito
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